El uso de la tecnología digital exige el máximo de nuestros ojos. En solo una fracción de segundo tienen que moverse rápidamente de cerca a lejos: pasan de enfocar algo en la distancia a pequeños dispositivos, letras diminutas e información apelotonada, una y otra vez.
Esto carga en exceso el músculo ciliar y la lente del ojo, que tienen que reacomodarse constantemente para garantizar que lo que vemos está enfocado con nitidez. Dolor de cabeza, cuello contracturado, irritación o fatiga ocular son síntomas de ello, sobre todo a medida que nos hacemos mayores.
En Alemania, por ejemplo, el 50 por ciento de la población experimenta alguno o varios de estos síntomas, es decir, sufre de estrés visual.